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Una montaña de emociones...

inXisto Lodges - Turismo Rural

"Insertadas en las terrazas de la montaña, su construcción conjuga técnicas tradicionales con una arquitectura original y contemporánea, proporcionándole por un lado una gran proximidad con la naturaleza y, por otro, la comodidad en cualquier momento del año."

Cerca de...

 

  • 30km de Torre (Serra da Estrela)

  • 5 km de la Villa Histórica de Piodão

  • 3 kilometros de la playa del río

  • Piscina en el pueblo de Piodão

  • Caminatas

Sobre Nosotros.

Ángela y Luís

Todo empezó hace más de veinte años, a las puertas del Piolho, el mítico café de Porto.

Fue allí donde Luís y Ángela se conocieron. Ella cursaba el segundo año de Psicología y él era fotoperiodista.

Había algo en ella que lo cautivó: la sonrisa tímida, los ojos oscuros que parecían hablar, ese aire de niña perdida. Y ella, enseguida, comprendió que Luís era el “suelo” que le faltaba.

Todos pensaban que aquellos dos no durarían, que eran tan diferentes como el agua y el vino. Pero pasaron los meses y los años, y siguieron juntos. Ángela terminó la carrera y Luís empezó a cansarse de la vida de periodista.

A pesar de sus diferencias, tenían algo en común: ambos necesitaban silencio y libertad. Querían los placeres simples de la vida. Escuchar el canto de los pájaros, contemplar la puesta de sol, oler la tierra mojada.

Siempre que podían, escapaban a las montañas. Y cuando regresaban, sentían un nudo en la garganta. Se sentían tristes sin saber por qué. Hasta que Luís comprendió que los excesos de la ciudad ya no eran para él. Necesitaba un cambio de vida. Y de ese deseo nació la idea.

Luís desafió a Ángela a construir un alojamiento rural en la Serra do Açor. Ella no respondió de inmediato. Era muy joven. Secretamente, aún soñaba con cambiar el mundo.

Pero con el paso de los meses, Ángela empezó a sentirse asfixiada en el pequeño apartamento donde vivían. Cada día odiaba más el tráfico caótico, las noches ruidosas, las horas perdidas buscando aparcamiento. Al cabo de un tiempo, dijo que sí.

Juntos recorrieron la Serra do Açor de un extremo a otro. Fueron miles de kilómetros en el viejo Fiat, buscando un terreno. Soñaban con un complejo turístico sencillo y minimalista, que se integrara en el paisaje. Querían algo simple: un espacio luminoso donde los huéspedes pudieran respirar, saborear la libertad y contemplar la belleza abrumadora de la montaña.

Hasta que descubrieron Chãs D’Égua, a cinco minutos del pueblo de Piódão, y no buscaron más. Aquel era el lugar perfecto.

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